“Esencialmente hay dos acciones en la vida: desempeño y excusas. Toma una decisión sobre cuál aceptarás de ti mismo.” [1]
El que no vive la actitud de responsabilidad, se escuda en excusas. Muchos se transforman en especialistas de la excusa, explicando a troche y moche las razones por qué las cosas no ocurren, echando culpas a terceros y hasta eventualmente a la alineación de los planetas. “Puedes cometer errores, pero no te transformas en un fracaso hasta que no le empieces a echar las culpas de esos errores a los demás”[2].
Hay personas que viven en un planeta distinto al planeta de las acciones y del desempeño. Es el oscuro planeta de las excusas. La costumbre de dar excusas es un destructivo hábito -más destructivo que cualquier mal hábito- porque va generando una mentalidad mediocre, que termina por minar las posibilidades de desarrollo de un individuo. Es un proceso de auto convencimiento en el que la persona se construye un ambiente propio, un planeta, en el que vive en una nube confusa donde justifica todas sus penurias y que acaba por matar sus posibilidades. Vive allí, en un círculo vicioso, destructivo de todas sus posibilidades, cavándose su propia fosa. Y es muchísimo peor cuando el ambiente, o sea, sus colegas o sus jefes, las permiten.
[1] Steven Brown
[2] John Wooden
En el planeta de las excusas casi todas las frases comienzan por: “lo que pasa es que…”, “si no fuera porque…”, “hasta que …”. Después, uno ya sabe lo que viene: la justificación de la razón por la cual esa persona no hizo o no hará; una declaración de no responsabilidad.
Quienes viven en el oscuro planeta de las excusas rara vez contribuyen al equipo porque no se puede contar con ellos. Difícilmente consigan el resultado que se espera de ellos. Siempre tendrán una razón que los transforma en “explicadores” profesionales. “Puedes tener los resultados que deseas, o puedes tener excusas. No puedes tener ambos”. [1] Como dijimos, la queja y la excusa son parientes cercanos. Ninguna de ellas acerca a nadie a sus objetivos. Al contrario, los alejan sistemáticamente.
A veces las cosas no pasan
“No me juzguen por mis éxitos, juzguen por cuántas veces me caí y me volví a levantar.”[2]
Muchas veces, a pesar de haber dado todo, las cosas no ocurren. Muchas veces, fracasaremos. Es la manera como reaccionamos al fracaso la que nos puede destruir o hacer más fuertes. Otra vez la formula 10/90. Algunos dicen que aquellos que tienen éxito sienten que no fracasan, que son lecciones aprendidas. “No he fracasado, solo he descubierto 10.000 maneras en que esto no funciona”.[3]
La clave es la resiliencia, esa capacidad de levantarse después de una caída y de volverse más fuerte. “La diferencia entre ganadores y perdedores es cómo manejan la derrota… nadie puede evitar por completo los problemas y las trampas potenciales están en todas partes… la verdadera habilidad es la capacidad de recuperación para salir del hoyo…”. [4]
Como explicamos en la Guía “Adaptarse al cambio es la única opción” [5], no se trata de ser un robot y engañarse a sí mismo diciéndose que no pasa nada. Las emociones existen. Inevitablemente hay que atravesar el viaje emocional y psicológico ante cualquiera de estos golpes. Pero hay una forma de encarar el viaje que es necesaria: cada vez que uno se cae, es un momento del que aprender. Es así como nos vamos equipando con nuevo conocimiento para hacernos más fuertes y preparándonos para el futuro que, irremediablemente, nos presentará impedimentos que, eventualmente, nos hagan caer nuevamente. La actitud de responsabilidad mueve a las personas a levantarse, a encontrar esa fuerza interior necesaria para encarar el próximo paso y recuperarse de la caída.
Así que vivir en el planeta de las excusas, no ayuda a nadie. No ayuda a la propia persona y lo peor es, como decía al principio, cuando esas excusas son toleradas, en el propio ambiente y lo justifica, o no se la señala, no los hace ver que están viviendo en un planeta que nunca los va a acercar a los objetivos que se plantean. Y por eso con la gente que vive en el planeta las excusas es muy difícil trabajar, porque no hay forma que podamos contar con ellos para que entreguen el resultado que se necesita. Por suerte hay 1000 maneras de salir de ese planeta y meterse en el planeta del desempeño y las acciones, que además es un planeta mucho más feliz que el de las excusas.
[1] Clyde Lee Dennis
[2] Nelson Mandela
[3] Thomas Alva Edison
[4] Rosabeth Moss Kanter «Resiliencia como nueva habilidad»:
[5] Guía de consejos prácticos: Adaptarse al cambio es la única opción
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