La revolución 4.0 hace rato que está en marcha. Muchos han hablado mucho. Algunos han hecho algo. La cosa es que el COVID-19 logró acelerar la transformación digital como nadie. Y a todo el mundo a la vez. Trabajo remoto, automatización de procesos, impresión 3D, Inteligencia Artificial, Big Data, robótica, etc. Lo que se pensó que llevaría varios años y cada organización a su tranco, fue acelerado por la pandemia para todos y compactado. El futuro se aceleró nuevamente. La destrucción de trabajos rutinarios será enorme. Pero también aparecen muchísimas nuevas oportunidades para trabajos más humanos. Los robots van a ocupar un espacio mucho más grande. ¿Qué hacemos?
La receta para “protegernos de los robots” es la de siempre: la formación continua es la única respuesta. Siempre lo ha sido. El concepto de educación continua viene de lejos. No es nuevo. Desde Comenius (Juan Amos Comenio), conocido como el padre de la didáctica, teólogo, filósofo y pedagogo autor de la Didáctica Magna (1630). En su libro “Las Nuevas Realidades”, Peter Drucker lo señala como el inventor del libro de texto para incentivar la autonomía del proceso formativo de manera que cada persona pudiera desarrollar su propio conocimiento.
La formación continua es la respuesta y siempre lo será. Cuanto más podamos adquirir nuevas habilidades, más valiosos somos. Como decía Einstein: “Más vale ser un hombre valioso que un hombre de éxito”. Ese valor que podemos crear cambia cada vez más rápido. La educación no es algo que uno termina.
La formación continua es la infraestructura cultural que los países deben construir. Eso es lo que habilita a que sus sociedades avancen. En “No Más pálidas. Cuatro Actitudes Para el Éxito”, describía que los individuos que tienen chance de tener éxito, tienen la Actitud de Mejora Continua en su ADN.
Entonces, el presente y el futuro reclaman, más que nunca, nuestra disposición a la mejora continua. Cada uno de nosotros tenemos la responsabilidad de aprender todos los días algo nuevo si queremos ser uno de los trabajadores del futuro.
El desafío para los líderes es aún mayor, pues tienen en sus espaldas la responsabilidad de transformarse ellos mismos y de ayudar a las personas que los rodean a desarrollarse a nuevas posibilidades.
Respuestas
Nos debemos proteger o adaptar, voy más en la línea de lo segundo, transformación, cambio, adaptabilidad, flexibilidad, los que no cuenten con esa totipotencialidad si deberán protegerse, por qué la Revolución 4.0 es una grabé amenaza para ellos.
Saludos
Muy de acuerdo Blauco … Todas las profesiones requerirán adaptabilidad y flexibilidad. Absolutamente todas. El coeficiente intelectual (IQ), importante para poder conocer y adquirir las técnicas, hace mucho tiempo que no es suficiente. La inteligencia emocional (EQ), que ayuda a relacionarse y a manejar las emociones, cobró más importancia aún.
Pero, adicionalmente, aparece una nueva necesidad que es esa capacidad de adaptación al cambio rápido. Algunos están definiendo el coeficiente adaptación o AQ que aparece como un elemento fundamental para enfrentar la velocidad de los cambios a los que estamos y estaremos expuestos. La adaptabilidad pasa a ser un factor mucho mas crítico. Tenemos dos opciones: o nos adaptamos o nos volvemos obsoletos.
Abrazo.