¿Cómo te das cuenta que una persona se lidera a sí misma? La escuchás hablar y todo te hace sentido. Sabés que está diciendo lo que piensa y que hace lo que dice. Percibís a una persona coherente, genuina, transparente.
Eso es lo que ocurre cuando escuchás a Eduardo Padilla, el ex director general de Femsa, en la entrevista que Enrique Baliño le realizó para el primer ciclo del podcast de Xn Líderes que Inspiran.
Todo te cierra.
Fue increíble lo que me pasó a mí en particular al escuchar esa entrevista. Habíamos justo terminado de armar el modelo del PLP (Programa de Liderazgo Personal) que se dicta actualmente en la Academia de Xn. Al contar su historia, Padilla fue nombrando uno a uno los elementos que trabajamos en ese modelo. Me pareció genial que alguien con tanta experiencia, que viene de la cancha, confirmara de esa manera prácticamente todo lo que habíamos armado en base a toda nuestra experiencia, a la investigación disponible y a los asesores que nos ayudaron con los temas más profundos de neurociencia, biología y psicología.
El liderazgo empieza por uno mismo. No importa la posición que uno ocupa en la organización, todos tenemos que liderarnos a nosotros mismos.
Pero, además, si nos toca llevar adelante una organización (de cualquier tamaño), ser un mejor líder, también empieza por liderarse a uno mismo. Y para ello tenemos que estar dispuestos a un viaje de autoconocimiento y transformación; a conectar con lo que nos ha pasado, a aprender y a capitalizar. Hay mucho que podemos hacer, aunque a veces nos cuesta darnos cuenta.
Hasta diciembre de 2021, Padilla estuvo al frente de uno de los grupos empresariales más importantes de la región, con más de 300.000 empleados. A lo largo de su vida puso mucho foco en conocerse a sí mismo; durante su trayectoria logró desarrollar competencias y actitudes; aprendió a gestionar sus emociones, tomó decisiones y pudo descubrir y aclarar su propósito… Además, sabe que nunca estuvo solo en ese viaje y supo pedir ayuda.
Esos son justamente los ingredientes que conforman el modelo que nos permite alcanzar nuestra mejor versión.
En la conversación con Baliño, Padilla cuenta la historia de cómo, antes de entrar a Femsa, reflotó una fábrica de alfombras que estaba en graves problemas. Le habían ofrecido el cargo de director a un ejecutivo muy capaz, que lo rechazó por ser muy riesgoso. Entonces se lo plantearon a él. Padilla tenía 32 años y lo máximo que había dirigido era un equipo de dos personas. Su esposa lo ayudó a tomar la decisión de aceptar.
“Toda la gente era mayor que yo, sabía mucho más. Tenía miedo, sentía el peso de la enorme responsabilidad. Pero tenía que manifestar confianza”, recordó Padilla, quien al ir hacia la fábrica en más de una oportunidad se detuvo en la carretera “a llorar y sacarse la angustia” para llegar “impecable y listo”.
Luego le cayó una ficha que implicó un antes y un después: “Me di cuenta que lo más importante era hacer valer a mi gente. Estaban un poco inseguros porque el anterior gerente era carismático y aglutinador. Se trataba de empoderarlos a ellos. Mi función era ayudarlos y habilitarlos. Y eso me cambió la vida. Se dieron cuenta que valían como equipo y no por la persona que tenían encima”.
Con esta vivencia, nos muestra la importancia del manejo de las emociones, la toma de decisiones y de apoyarse en otros construyendo vínculos de calidad. También nos da un claro ejemplo de la actitud necesaria para avanzar a pesar de las circunstancias.
Hacia el final de la entrevista se da un momento único. Es cuando Enrique Baliño le pide a Padilla, que estaba a punto de retirarse de Femsa, que brinde algún consejo para los líderes independientemente del momento en que se encuentren.
Y allí dispara cuatro de los elementos del modelo de Liderazgo Personal de Xn.
Primero, el autoconocimiento, el entender cuáles son nuestras fortalezas y debilidades para mejorarnos a nosotros mismos. Lo genial es que Padilla lo aplica en todas las etapas: aún en la preparación de su retiro. Cuenta que está trabajando con un coach para entenderse, para visualizar qué habilidades que hasta ahora le han servido pueden convertirse en un “estorbo” en la siguiente fase. Esto lo podemos ver bien si imaginamos este proceso como el subir una escalera. No necesariamente todo lo que traes te sirve para el próximo escalón. A veces, es difícil desprenderse de algo que venís haciendo bien, pero quizás si no lo hacés, no puedas subir al siguiente escalón.
Otro elemento que confirma Padilla es el de tener la inquietud de estar siempre aprendiendo. Es así: no terminás nunca de aprender. Y, como él dice, hoy con internet no hay excusas. Seguir aprendiendo es clave y está a la mano.
Tenemos que tener claro que “requerimos ayuda para apalancarnos hacia adelante”. Padilla habla de la necesaria retroalimentación que puede venir de la familia, los amigos, los mentores y de la “gente linda” que lo rodeaba en la empresa.
Es cierto. Siempre necesitamos a otros y el cómo te relaciones va a hacer la diferencia. Enrique Baliño dice una frase que me encanta: “Uno nunca triunfa o falla solo”.
Y la frutilla de la torta fue escuchar a Padilla hablar del propósito: “Tienes que saber a qué viniste a esta vida, y ser muy fiel a ello. En este viaje, con el tiempo, me fui dando cuenta que yo había venido a transformar y desarrollar personas y organizaciones. Lo que más me encanta es ver el efecto”.
Por lo general, uno está muy enfocado en lo cotidiano, en el “qué” de todos los días. Es decir, tenés la agenda tapada de actividades y no te cuestionas para qué haces ese millón de cosas.
Es revelador escuchar cómo Padilla descubrió que había algo en común que había disfrutado en todas las diferentes actividades a lo largo de su vida. ¿Qué era lo que las unía? Algo que él le apasionaba: ayudar a las personas a desarrollarse. Había descubierto su propósito. Vale la pena escuchar toda la entrevista y disfrutarla prestando atención a cada detalle de la conversación.
¿Y tú? ¿Has indagado en el para qué haces lo que haces?, ¿descubriste cuál es tu propósito? ¿Qué es lo que ata los cabos en tu vida? ¿Qué tanto te conocés? ¿Cómo manejas tus emociones? ¿Estás desarrollando tus actitudes?, ¿estás tomando las decisiones que te llevan donde tú quieres ir? Tus acciones diarias, ¿están alineadas con tu propósito en la vida?
Tal vez llegó el momento de emprender el viaje de liderarte a ti mismo.
Respuestas