No nos gusta la denominación «jefe». Preferimos usar la denominación: «líderes”. Este es un tema recurrente en las organizaciones. Es más, algunos intentan resolver el asunto con el título. Entiendo la intención, pero cambiarles el título no hará el trabajo.
En lo que sí estoy de acuerdo es en presentarle a la persona que va a ocupar esa posición es que se espera que sea un líder, no un jefe.
La realidad es así: Tu título de jefe te fue otorgado por alguien pero eso no te transformó en líder (no importa lo que dice tu tarjeta o lo que pongas en tu LinkedIn). El «título» de líder te lo dan sólo aquellos que te siguen.
Y te siguen porque creen en tí. Porque confían en tí. La credibilidad y la confianza son los pilares básicos del liderazgo. Y eso no se decreta, se gana y lleva tiempo.
La fórmula es:
Justo x Honesto x Competente (cualquier cosa por cero es igual a cero…genial el álgebra, ¡siempre el álgebra!).
Así que mientras no consigas eso, seguirás siendo jefe (aunque a muchos no les guste la denominación). El viaje de jefe a líder es un viaje de transformación personal y no es fácil.
Adicionalmente, el viaje puede no ser solo «de ida». Ese título de líder es siempre temporario. Quienes te lo dan son los mismos que te lo quitarán (y te devolverán al original de jefe) si quiebras esa confianza que tanto cuesta construir.
Este es un mensaje importante para no edulcorar este asunto con títulos nobiliarios. Mientras no demuestres ser Justo, Honesto y Competente, serás un jefe.
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