Recuerdo una historia que nos contó Fabián Coito cuando fue el director técnico de la selección uruguaya de fútbol sub-20. Estaban por jugar un partido clave con un equipo europeo muy poderoso. Varios de los juveniles le confesaron a Fabián que sentían que el otro equipo era superior a ellos, estaban con miedo y asustados. Pero él les preguntó: “¿saben a cuántos jóvenes les gustaría estar en su lugar?”. Y luego concluyó: “esta presión es un privilegio”. La conversación les permitió salir al campo con mucha más confianza y jugar un partido excepcional.
Esta fantástica historia real deja en evidencia lo que deben enfrentar los equipos que aspiran al alto desempeño, tanto en el deporte como en las organizaciones. Seguramente nos toque jugar partidos cada vez más difíciles a medida que avanzamos en el camino. Podemos ver los desafíos con miedo y paralizarnos o podemos seguir adelante y reconocer que el solo hecho de afrontarlos es un privilegio. Como decía Nelson Mandela: “No es valiente aquel que no tiene miedo, sino el que sabe conquistarlo”.

Los equipos se cocinan a presión
Los equipos de alto desempeño que he conocido no se caracterizan por trazarse desafíos mediocres y lograrlos siempre, sino todo lo contrario. Estos equipos se trazan desafíos casi imposibles y en ocasiones no los alcanzan.
Por eso es tan importante dedicar tiempo a soñar un futuro que nos inspire y transformar ese sueño en objetivos concretos a lograr. Acordar con los miembros del equipo el próximo partido que tenemos que ganar para acercarnos más a ese sueño. Asegurarse que sea un desafío compartido, donde todos sientan que ganan todos si lo logran y que pierden todos si no lo logran, pues no es lo mismo un desafío individual que uno colectivo.
Algunos equipos prefieren no estresarse y evitan trazarse objetivos elevados. Parece ser la posición más cómoda, pero un desafío verdadero y compartido con una fecha que genere una “sana presión” es lo que realmente puede unir a las personas y transformarlas en un equipo. Cuando lo logramos juntos sentimos esa sensación de logro impresionante y aflora el orgullo de ser parte de este equipo. Seguramente cuando se acerque la fecha nos invada el miedo, y muchos pensarán ¿para qué nos metimos en esto? Y es en ese momento que les sugiero recordar las palabras de Fabián: “Esta presión es un privilegio”.
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